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Una reflexión

Pisamos un mundo de normas. Somos diferentes unos a otros, sí, pero dentro de unas pautas que nos han impuesto desde la iglesia, desde casa, desde el colegio, desde la televisión, desde las empresas…

Los padres quieren proteger a sus hijos de todos los males y peligros, por lo que, los defienden y los mantienen en casa hasta edades avanzadas, y actúan por ellos con un “pobrecito está estresado”. Así es imposible crear un cajón lleno de soluciones independientes que sirvan para la vida cotidiana.

Luego vamos a la escuela, allí hay que pedir permiso para todo. Pide permiso para ir al lavabo, siéntate en esa silla, no escribas en los márgenes, entrega un trabajo sobre este tema, escribe con letra Arial, a tamaño 12 y a doble espacio. ¡No te bases nunca en tu propio juicio! Al final, el alumno tiene miedo a pensar por sí mismo. Dónde están esas asignaturas donde se fomenta la creatividad, la reflexión, la expresión de emociones y la resolución de problemas. Algo tan importante para la vida cotidiana y tan poco fomentado.

La moda. Cada año las tendencias cambian, si no cambiaran, los empresarios textiles no podrían sobrevivir. Todos vamos como locos a comprarnos esas estupendas camisetas a las tiendas, no porque nos falten camisetas en el armario, no, las compramos porque están de moda. Y dejamos en el armario las que compramos el año pasado porque ya no se llevan. Y si te la pones, piensas que no ligarás nada. Parece absurdo pero son los valores que se transmiten en esta cultura. Hasta que a alguien se le ocurra una idea con la que saque beneficio si hacemos justo lo contrario.

Nos compramos cremas para las arrugas porque las arrugas son horrorosas y deprimentes según nos repiten, una y otra vez, los mensajes publicitarios. Esto lo único que hace es que nos volvamos personas influenciables y dependientes de las modas y las apariencias. Con necesidad de aprobación sobre la sociedad que nos rodea. Las empresas publicitarias nos crean inseguridades para luego "proporcionarnos" (de forma fantasma) con sus productos esa seguridad, esa aprobación y esas ganas de ser deseado.

Y en las noticias nos hablan de la pandemia de la gripe, creando alarma en la sociedad, al mismo tiempo que los farmacéuticos empiezan a frotarse las manos deseosos de vender al estado sus vacunas. Escuchamos lo que otros deciden que es importante y lo escuchamos enfocado como a ellos les conviene.

Hasta aquí mi reflexión.

Comentarios

  1. Muy buena reflexión, Olga! Lo bueno de las normas es que nos permiten ser transgresores o alternativos. Sin ellas, las personalidades únicas y la originalidad pasarían desapercibidas. Pero tienes razón, yo también odio como está montado todo.

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  2. una palabra: Alienación.

    Buen artículo :)

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