noselocuentesanadie

Hoy vuelvo a notar el pergamino roto.  Pensaba que me faltaba tu “Hola!”, y que tenerlo me haría feliz. Por un rato he buscado la felicidad en tu atención, esa que sin estar, estaba y que cuando la tenía la odiaba. Y buscando, buscando me he dado cuenta de que no me encuentro. Quizá pensaba que si te encontraba... yo me encontraría. Y se me han llenado los ojos de lágrimas al darme cuenta que yo ahí no estaba.  Y lo mejor es que sigo sin encontrarte. Pero yo no estoy en ningún sitio, no estoy ni en aquello, ni en lo de más allá, ni en lo de cada día, ni en lo excepcional. Siempre hay peros, disgustos, desajustes y críticas… A veces, hasta se me van las ganas de seguir escribiendo. Tan sólo hoy puedo escribir y confesar que me he dado cuenta que te DESEÉ y te odié al mismo tiempo. Y solo espero que estes bien y de verdad te cuides. Yo si te odio, es porque me respeto. Y si te amo es porque no me estoy queriendo.  Por eso hoy te ame mucho. Y te respeté no escribiendo.  Me queda la duda d

Hoy, por primera vez, me has mirado con curiosidad, y he sentido que dejaba de ser invisible.   He disimulado la descarga de felicidad como he podido. Porque la locura no entra en mis planes. Y mientras te sentía, he echado a correr.  Escuché tus aventuras y disimulé mi envidia. Acto seguido, también mi miedo. El miedo de volver a sentir demasiado, el deseo de sentirlo todo, el miedo al dolor, al no saber sentir de nuevo. El desamparo de ser yo de nuevo, quizá esa es la más loca de las locuras.