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Mostrando entradas de febrero, 2014

La maté porque era mia

Un año después empiezo a tener las cosas claras, tan claras que tengo la gran certeza de que todo esta muy turbio. Y está turbio desde hace quizá ya algunos años. Verás, me llevó mucho tiempo, fue un trabajo cuidado y meticuloso. El fango llegó a todas partes, incluso a los rincones y agujeros más recónditos de mi alma, donde mis órganos a su paso se retorcían de dolor y se ahogaban de sufrimiento. Y sí, lo hice. Mientras la enterraba el fango me lo comí, me lo tragué y lo mejor es que lo engullí orgullosa. Entretanto, lloraba por dentro y sonreía por fuera, arduo trabajo. Con el tiempo, esas sonrisas se volvieron amargas y cabizbajas, se volvieron tristes, desoladas, resentidas pero desdeñosas y soberbias. La odiaba, por eso la ahogué pero sin darme cuenta parte de mi se quedó con ella. Ya no volví a ser la de antes. Y yo me pregunto, ¿la de cuándo? Ella me irritaba, me ridiculizaba, me agobiaba por momentos y me frustraba por segundos. Y por eso la enterré, tan adentro que ahora