Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2008

Oiga Doctor

Sigo pisando el mismo suelo cada vez que me levanto. Sigo buscando un trabajo que me ocupe parte del tiempo que me sobra de estar pensar en mi trabajo. Sigo viendo a las mismas personas cada vez que entro en mi casa. Sigo disfrutando del sabor de cada cerveza que me tomo, de los garitos a los que voy, de la nicotina, de las ocurrencias diarias y de las partidas de cartas, gane o pierda. Oiga, doctor, devuélvame mi depresión, que no escribo ni una sola nota desde que soy feliz. Oiga, doctor, devuélvame mi rebeldía. Quiero pensar que el polvo de ayer fue bueno y el de hoy será mejor. Quiero no acordarme de tu nombre. Quiero dejar de ir siempre con la misma gente. Quiero quedarme “lela” solo porque estoy pensando en ti. Atreverme a conseguir lo que quiero, y sin pensar en lo que pueda venir. Escribir cada día algo diferente. Que ha estado a punto de pillarme la policía por el último atraco al primer banco por el que me decidí. Olvidarme del pasado, olvidarme de tu no

Y nada más y nada nuevo y más de lo mismo

Si estas leyendo este post en busca de algo nuevo, déjalo, busca otro para leer. Por que he decidido no contar nada, nada nuevo, nada viejo, nada regalado, nada azul... mira como en las bodas. Esas bodas que me parecen patéticas con esa familia que no has visto nunca y esos vestidos imposibles de mirar. Pero no voy a hablar de esto, porque hoy no quiero hablar de nada. Igual que cuando nos enfadamos de pequeños, ¡ya no te hablo! ¡ya no tajunto! y al poco rato, estabas con esa persona jugando a tazos. Bueno, yo no jugaba a tazos. Porque no comía matutanos. Yo coleccionaba las gomas de borrar que te daban con el bimbo. Pero, entonces... ¿a qué jugaba? pues no sé, en el cole al pilla pilla y a la comba, al un, dos tres, linchú, caramelo chupa-chup. Joer, nos meten publicidad por todas partes, tu te crees... Vaya infancia de consumismo. Claro que.. para algunos, para otros no. Como iba diciendo, ya lo he dicho todo y no quiero decir nada, porque si hablo la cago y si la cago ya no puedo

Los espejos

A veces, te miras al espejo y te dices: hoy no es mi día. No sabes por qué pero te miras y te das cuenta que… no brillas, que no tienes esa luz que a veces desprendes, y que ese día, hagas lo que hagas, no te saldrá bien. Así que sales a la calle, con suerte, creyendo que el espejo se ha vuelto a equivocar. Que te está cogiendo manía y que empieza a ser hora de cambiarlo. Mientras te repites una y otra vez: ¡no, no, no puede ser, hoy sí será mi día!. La otra opción, es reconocerlo y salir a la calle con la esperanza de que alguien sea capaz de demostrarte lo contrario. Pero al rato te das cuanta que te equivocas, sobretodo si lo primero que haces es coger un metro atestado de gente para después dirigirte al trabajo. Pues el sábado por la tarde salí de mi casa con la impresión de que no era mi día pero creyendo que el espejo se había vuelto a equivocar. ¡Maldito espejo! Por suerte ese día no iba a trabajar. Se puede decir que llevaba varios días con un tema pendiente. Aunque también se

La chica de ayer

¿Por qué lo sabes? Por nada. Pero lo sé. Es como si el aire de alrededor cambiara de aroma. Ni mejor ni peor, simplemente diferente. Sin darte cuenta te vas adentrando en él, como si de una gran mancha de humo se tratara, y acaba envolviéndote. Inevitablemente esa sustancia que ha cambiado el aire, ahora está dentro de ti. Recorre tu cuerpo lentamente, de punta a punta. Ahora la percibes con más intensidad. Es entonces cuando estás completamente seguro. Son esa suma de pequeñas cosas, y a veces, no tan pequeñas. Que quieres o no quieres ver, pero que al final, acaban invadiendo tu aire. Son las que llevan a darte cuenta que todo ha acabado. Que ya nada será como ayer. Que tus labios ya no volverán a besarme de esa forma tan dulce y con tanta fuerza como lo hacían antes. No volveré a tener tus caricias. Tus miradas. Ya no me escucharás atentamente mientras yo veía tu cara sonreír. Ya no podré marcar tu número cuando tenga algo importante que contar. Ya no podré estamparte

2a Temporada: el estanque

Con hoy llevamos dos días a bordo sin pisar tierra, y quieras o no, se nota. Estamos cansados y tenemos ganas de llegar a Ko Pha Ngam, según nos han dicho es una de las más bonitas y tranquilas islas paradisiacas de Tailandia. Esta noche nos ha sorprendido el mal tiempo, así que hemos tenido que arriar velas y apenas se veía nada. Vaya noche...! Menos mal que Yoon y Celine han navegado bastante. Yo no tengo ni idea, pero intento ayudarles en lo que puedo. Por suerte, ahora apenas hay viento, así que el mar está calmado y el Sol brilla bastante, eso se agradece. Las vistas son increibles y es que el mar aquí es precioso. Las aguas tienen de un color verde turquesa que nunca antes había visto. Mirando a mi alrededor se puede tener la sensación de que hemos ido dando vueltas como tontos. Porque pierdes la vista mirando al mar y todo parece igual. A Celine y a Yoon los conocí en Phuket. Ella es francesa y él es coreano, la verdad es que son geniales. El coreano se pasa el día hablando y Ce

¡Bye, bye UOC Moderna!

Se acaba una parte de mi vida llamada UOC, en la que yo no era yo, sino que tenía varios nombres, podía ser continuafp, matriculafp, bcnc, scaner, ateneu y ateneu2. Pues sí, me da pena. No era el mejor trabajo del mundo, pero podía llegar tarde 10’ como norma y 20’ ya era un “te estás pasando” y sin consecuencias importantes. Luego iba a por mi café de máquina, mis galletas príncipe. ¡¡Qué bien se vive en la UOC!! Oh, no! vivía, vivía. Pero si yo ya tenía compañeros!! Allí conocí a Olga, a Carlos, a Mariana, a Alba, a Eli, a Carla, y como no, a Ignacito! El creador de la frase UOC Moderna. Está claro que tendría que haberlo dejado yo antes. Es como las parejas. Me gustas pero ya no podemos estar más tiempo juntos. En fin, dicen que el final siempre es el principio. El principio de más entrevistas, entrevistas y entrevistas. Las dudas, la incertidumbre, la inestabilidad, el miedo a no saber dónde vas a ir a parar, qué ocurrirá. Ya lo sé, para tirar hacia delante necesitaré

De la Tramuntana al Levante

Cuando no conoces a nadie o crees que los conoces demasiado. Cuando estas harto de ser tú. Cuando vuelan sobre ti los mismos aviones de siempre, vienen y van, y estas harto de verlos sobrevolar. Un día te despides de la ciudad. Decides hacer las maletas meter lo básico, lo más importante, la ilusión, y salir corriendo a otro lugar. Cambiar la tierra que pisas, el aire que respiras, notar que el Sol es de otro color, de otra intensidad diferente que aún no conocías. Saber que aún puedes disfrutar del sexo más de lo que lo habías hecho hasta entonces. Así un día como cualquier otro das la vuelta y en lugar de ir a trabajar coges el primer tren. Y bajas allí, en esa parada, en la que siempre has querido bajar. Y disfrutas con las pequeñas cosas que te llevan hasta allí, buenas y malas. Porque siempre piensas que lo mejor está por llegar.

Amigos

Este mes he hecho tantas cosas que no he tenido tiempo para hacer nada. Y es que cuando te acostumbras al estrés, éste se acaba convirtiendo en una droga. Llevaba meses embotada. He vuelto a sentir. He visitado mi parque, después de mucho tiempo. Él vestido de verde me abraza y me sopla fuerte para que me levante. Yo le distraigo haciendo malabares. Me he caído, me he levantado, y he disfrutado de todo eso como una niña pequeña. He reído, he llorado de alegría y de tristeza, he gritado, me enfadado, he odiado. Pero me ha dado igual caerme. Este mes no he parado, no he dejado que se escapara ni una sola gota de tiempo. He vuelto a ver viejos amigos y he sentido otra vez lo que es hablar, reírme y aburrirme con ellos. Me he dado cuenta que hay gente que con una llamada y una tonta propuesta salen de casa sin pensarlo, o se dan la vuelta si es que estaban de camino. He salido jueves, viernes, sábado, domingo y lunes. He disfrutado, de mucha gente que no conocía de nada, amigos de amig

Cerrado por derribo

A veces, nos hacemos daño a nosotros mismo sin darnos cuenta. En ese momento, todo nos da igual y el sufrimiento es como una manta que te cubre todo el cuerpo te lo anestesia y a partir de ahí ya no sientes nada. No te importa el dolor, no te importa sufrir, te arriesgas, te atreves a hacer cualquier cosa. La más absurda, la más peligrosa. Pero te da igual, porque ya no sufres. El dolor ha dejado las neuronas dormidas. La endorfina recorre el cuerpo. Ya nada importa. La mente se queda plana, vacía, ya no piensas, solo actúas y te dejas llevar por el viento, por las olas. Después, todo se convierte en una espiral. La gente te echa en cara lo que hiciste, lo que haces, hablan, intentan que razones, te argumentan, te cuentan, te aconsejan, te critican, como si ellos lo supieran hacer todo bien. Así, vuelves otra vez a dejar de sentir. Todo el mundo comete errores, pero no son errores, nunca nos equivocamos sino que seguimos nuestro impulso, nuestras opciones, nuestro saber, nos

Burocracia

Hace unos días fui a pedir unas lentillas a la óptica donde siempre voy. Tras recordarme la dependienta que estoy ciega y además de los dos ojos, me pidió el número del móvil y me dijo con una voz dulce “Te llamaremos cuando estén aquí” Unos días después pienso que ya es hora de hacerme el dni que lleva ya varios meses en paradero desconocido. Bien aconsejada por un amigo, que me dijo "esperate un tiempo para hacértelo porque a lo mejor alguien lo encuentra y te lo envia a casa, que a mi me pasó". Pues sí, me lo trajo Alberto San Juan y por casualidades de la vida iba en bolas. Bueno, pues fui a hacerme las fotos, y me digo a mí misa: a ver Olga busca un día en el que hayas dormido bien porque sino solo se van a ver ojeras y no es plan. Me costó, pero lo encontré. Decidí ir a un fotomatón porque total, si voy a cualquier otro sitio, me dan dos mil fotos dni, veintidós fotos medianas, catorce grandes, diez para cartera, y treinta minis ¿Y que hago yo con tantas foto

Llegar a ser lo que eres

El ir y venir del tiempo, del calor, del frío. El sentir sin sentir nada. Estar bien, agusto sin nada. Solo, siendo como eres, siendo tú. Llegar a ser lo que eres. Sentir que todo te da igual, que ya nada te importa, que lo pasado pasado está. Mirar hacia el futuro y sentir que queda mucho por pasar, por hacer, por sentir, por vivir. Todo será diferente porque te lo propones, porque cada día eliges estar con gente diferente, contigo y sin ti. Estar dispuesto a aprender, a cambiar, a mejorar, a fallar. A sacar lo mejor y peor de ti. Saber que aún falta mucho por aprender, mucho más, bueno y malo. Mucho por discutir, por razonar, por besar, por perder y poco por lo que arrepentirse. ¿Has llegado a ser lo que eres? Más días así, más días contigo y más días sin ti.

No me trates com una perra

-¿Dónde están los lavabos? - Al fondo a la izquierda- A la izquierda, había varias puertas negras, tras una de ellas un chico bloqueaba la salida. Empezó hablando el chico. -¿Qué estabas haciendo?- -¡Nada!- -Te he visto- -No he hecho nada- Tras un portazo -Eres una mentirosa, ¿qué hacías hablando con él? - -Estaba hablando con él pero sólo le seguía la broma - -¿Y qué le has dicho? - -¡No le he dicho nada, ves y pregúntale! – -Con el moro de mierda ese- -¡No le digas eso! -¡Tira para casa ahora mismo! ¡Tira para casa! - -No voy a ir a casa ahora- -Eres una puta- Aparece un chico -Oye, ¿estáis bien? ¿Pasa algo? - Si tranquilo tío, estamos bien, no pasa nada. Sigue hablado la chica -¿Pero te das cuenta de lo que estas haciendo?- - ¿Qué me cuentas? salimos de fiesta un día y mira lo que haces- -¡Tira para casa!- - ¡A mi no me trates como una perra!- Aparece una chica -¿Qué haces en el lavabo de tías?- -¿eh? ¡Déjanos en paz!-

Más allá

Más allá de las conversaciones de los viernes, de las risas, de los portazos de la jefa porque estamos de cachondeo y hacemos ruido, de tus pacientes, de los míos, de los que compartimos, de tus informes, de los test y las plantillas. De que somos los más informales, de tus bambas, de las mías, de que te acordaste de mi por lo que dije aquel día, de las borracheras, de los helicópteros, de los dinosaurios, de la música, de los conciertos, de que es divertido hacer cosas improvisadas, de tus conversaciones con Marta, de los viajes, de tu timidez de la que todos nos aprovechamos para divertirnos un rato, de que te cachondes de mi y luego vengas a tantear si me he enfadado, de tu cuello en tensión. Sobretodo por las risas y porque no me hayas hecho ni caso en una cena como la de hoy. Más allá de esta amistad.

La culpa

La culpa, la culpa, la culpa, la culpa, la culpa... es esa espina que se va clavando poco a poco en la cabeza, hasta que llega al cerebro, la culpa, la culpa, la culpa, la culpa. Al final te provoca un dolor agudo. La culpa, la culpa, la culpa se mete tan dentro que necesitas expulsarlo de alguna forma y la acabas vomitando en odio. Tú tienes la culpa de que te hayan atropellado, la culpa, la culpa. La culpa de que el calentador no vaya es que siempre te bañas con agua muy caliente, tu tienes la culpa, ¿no ves que es tu culpa? esa culpa. El piso tiene humedad porque no ventilas bien la casa, la culpa, la culpa, es tú culpa. Siempre nos perdemos por tu culpa, la culpa, es la culpa. Te va mal porque no vales y ya lo sabías, otra culpa que hunde más que otras culpas. Por haberte dormido en el cine, otra culpa diferente a las culpas. Las bombillas se gastan porque están todo el día encendidas, la gran culpa, la sobre culpa. Todo te va mal por tu culpa, la mega culpa. Esa culpa que no

Cicladora Rápida

Lo confieso. Soy una cicladora rápida. Igual estoy abajo, como estoy arriba, como voy para abajo otra vez y entonces vuelvo a subir. Pero como no era suficiente subo un poco más, un poco más, hasta que vuelvo a bajar, bajar, pero esa vez en picado. Así estoy y estaré toda mi vida. Y encima la gente se pregunta por qué estoy delgada, cuando no se dan cuenta que no paro. Ser ciclador es un don, es algo innato que pocos afortunados, como yo, tenemos. Pues sí, porque no decirlo, ¡basta de esconderlo! He dejado de tomarme la medicación porque prefiero disfrutar de mis estados emocionales al cien por cien. Todas las fases me aportan algo, y hacen que sea enormemente creativa. Aunque he de reconocer que no todo el mundo lo lleva igual de bien que yo. Así que igual me enamoro de una mosca que da vueltas en mi habitación, como me deprimo porque nadie quiere ir a la playa aunque llueve, como me gusta ver como crece mi girasol, como me pongo triste si pierde el Barça, como disfruto miran

Barcelona

Hoy caminando por Barcelona me doy cuenta que las calles aún huelen a ti. Todavía a veces, recuerdo nuestras caminatas a media luz por las calles de Barcelona. Andábamos y andábamos toda la noche hasta que se nos hacía tarde. Mientras paseábamos te dedicabas a cantar cualquier canción, y yo, me las acababa aprendiendo porque te emperrabas hacer la segunda voz. Contigo las calles tristes y grises del centro de Barcelona cambiaban de color. Nos besábamos en cada esquina, en medio de la calle parando los coches, en la playa, en el bar… da igual dónde estuviéramos y quién hubiera delante. Bailábamos en la calle, cantábamos cualquier canción de dibujos, imitábamos a cualquier personaje o me enseñabas lo que habías aprendido en tus clases de canto. Me mirabas a los ojos y sabías lo que pensaba. Me enseñaste a hablar de mis sentimientos, de mis emociones, me enseñaste a dar un paso más, a dar un beso, un abrazo, a cogerte de la mano, a romper las barreras, los miedos, me mostr

Ausencia

Tocó el timbre. Esperó unos instantes pero no contestó nadie. Al final, decidió abrir la puerta, con aquella enorme llave que había guardado durante tanto tiempo. Abrió la puerta con un poco de esfuerzo y entró en la casa. -Hola… ¡hola!- no se escuchaba nada y no se veía ninguna luz. -¿Hay alguien?- gritó, para asegurarse. A esas horas normalmente siempre había alguien, pero hace mucho tiempo. Que raro nadie contesta, pensó para sí. Cerró la puerta y sin encender la luz decidió recorrer todo el pasillo hasta llegar al salón. La verdad es que se conocía el camino de memoria. Durante mucho tiempo él había estado viviendo allí, hasta que la Sra. Petranila, una anciana muy agradable que siempre guardaba luto a su marido, murió de cáncer. Al acercarse al salón le pareció ver que había un resquicio de luz. Quizá habrá alguien, pensó. Era un salón amplio, de una de esas antiguas casas en las que el mobiliario está sobre recargado y las paredes están llenas de cuadros de antepasa

Me quedo con lo de antes

Hoy lo he visto claro. Creo que a partir de los treinta años, además de preocuparme por las arrugas, patas de gallo y demás, que la gente dice que empiezan a salir a esa edad. Y que, entre nosotros, creo (happy de mí)… que me van a dar un punto de madurez perfecto a mi eterna cara de niña. Bueno a lo que iba, mi preocupación máxima será como llegar a fin de mes. Estamos adentrándonos en una gran crisis y que aunque los políticos lo nieguen, hacía tiempo que se veía venir. En las tiendas todo está carísimo, sin embargo, en mi trabajo no me pagan más de cinco euros la hora. Por suerte o por desgracia, hago pluriempleo y por trabajar la mitad de lo que trabajo por las mañanas, gano lo mismo por las tardes. Y aun así, no siempre soy mil-eurista. Pero ahora, no tengo preocupaciones porque todavía vivo en casa de mis padres (y esto lo digo mientras se me cae la cara de vergüenza, para los que no me veáis). No, no es la primera vez que me lo planteo. Pero hoy lo he vivido como una pes

Después de tanto tiempo...

Ayer nos volvimos a ver. Llevabas una camisa a cuadros. ¿Una camisa a cuadros? Eso fue lo primero que pensé cuando te vi. Nunca te habías puesto una camisa a cuadros. Por lo menos cuando venías conmigo no te las ponías. Bien pensado, es normal, hacía bastante que no te veía, meses quizá. No, creo que hará años. ¡La verdad es que me encantó verte! Tenías una risa exultante. Estabas contento y se te notaba. ¡Qué menos! Tenías a tu lado a las dos chicas que te hacen más feliz. Tu amor de toda la vida, cuantas veces me habrás hablado de ella..., y tu novia. Me alegra verte así, sobretodo, después de haberte visto apagado durante tanto tiempo, necesitando quedar día sí, día también para explicarme que habías descubierto algo. Tú siempre tan metido en tu mundo. En ese sentido mucho no has cambiado. Ahora me dices que entiendes esta sociedad, nadie ve como realmente es o no la queremos ver y nos engañados. Y que por eso, quieres vivirla de forma diferente. Pasas de seguir las directri

Dulce

Siento un fuerte dolor en mi cabeza y pequeños chasquidos invaden mis oídos. Puedo escuchar gente, pero a lo lejos, no distingo con nitidez lo que dicen. Ya no tengo fuerzas. No quiero dormirme o todo acabará aquí. No siento nada, soy incapaz de sentir. M is órganos podridos se han deteriorando con el tiempo. Desgarrados, golpeados, inutilizados han dejado de funcionar. Aun así, mis ojos no paran de derramar lágrimas. Gotas que recorren mi cara, sólo son eso. Puedo ver lo que ocurre a mí alrededor, las hojas de los árboles se balanzean de un lado a otro. Danzando y acompasando mi final. Los chasquidos cada vez más fuertes como alfileres cayendo en cascada me sumergen en un estado de ensoñación. Todo mi cuerpo me pesa demasiado y noto como voy perdiendo el equilibrio. Casi flotando poco a poco me voy dejando caer. Al llegar al suelo siento frío, me estremezco. En segundos me vuelve a invadir una tremenda tranquilidad. Todo está en silencio. Un rayo de luz golpea mi cara y mis ojos

Huir solo hacia delante

Ayer, al salir del bar, volví a notar el aire como resbalaba por mi cara y silbaba en mis oídos. Hacía tiempo que no lo sentía. Es entonces cuando escuchas esa melodía, esa canción que todos tarareamos cuando creemos que hemos avanzado un paso, cuando creemos que algo hemos hecho bien, cuando alguien nos ha necesitado y hemos estado ahí para ayudarle o simplemente para escucharle. Yo, sin embargo, odio depender de los demás, odio que me ayuden a hacer las cosas, odio que me corrijan o me digan lo que tengo que hacer. Ese miedo sigue acechándome, es el fantasma que yo misma me he creado. Es un fantasma ciego, y es que quizá, es imposible estar solo. Solo en el mundo, sin ayuda. Por eso, somos una sociedad porque nos necesitamos unos a otros. Somos seres imperfectos. No puedo controlarme, a veces lo necesito. Sí, necesito que me escuchen, que me corrijan, que me motiven, que me saquen una sonrisa y me ayuden. Pero sin anularme. Ese es el miedo, ese es mi miedo. Desaparecer. Hace

Colajet de Limón

Algo ocurrió, no se cómo, ni por qué. Como un día normal llegó mi hora de ir a dormir, lo último que recuerdo es que estaba en mi cama. Sin embargo, a la mañana siguiente me desperté en una cárcel de paredes blancas y con muchos barrotes. No sabía que hacía allí. Neus me dio el chivatazo, a las diez y con mucho sigilo podría escapar. Pero tenía que andar con cuidado porque irían a buscarme. Todo salió como lo planeado. Una vez fuera, Poke me dió la pista más importante. Tenía que conseguir el botín, ¡un colajet de limón!¡era la única forma de vencer a los enemigos! no servía una gelatina roja, únicamente nos salvaría un colajet de limón. Tras escapar de la cárcel no sabía donde dirigirme, así que subí a uno de los edificios más altos de la ciudad para poder divisarlo todo desde allí. Las vistas eran impresionantes. Me sentí libre otra vez. Allí y sin saber porque apareció un nuevo contacto, Laura. Me comentó que estaba en otra misión especial. Se había enterado de lo ocurrido y venía a

¿Qué quieres ser de mayor?”

De pequeños nos preguntaban: “¿Qué quieres ser de mayor?” y nosotros contestábamos muy contentos: bombero, policía, bailarina, profesor, cantante, superhéroe, pizzero, veterinario y un largo etcétera, bastante vario pinto. Muchos contestábamos ilusionados y convencidos, mientras nuestros padres ponían el grito en el cielo “¡eso no puede ser!, ¡eso no tiene porvenir!, ¡Con eso no ganas nada!” pero nuestra ilusión no nos la quitaba nadie. Normalmente, cuando llegabas al instituto la profesión de maestro la descartabas. Más adelante, y después de haber estado trabajando algunos años en cualquier cosa, retomas la idea de ser profesor al darte cuenta de que por trabajar la mitad de horas te pagarían el doble y, sobretodo, al descubrir que puedes recuperar esas fantásticas vacaciones inacabables de cuando eras un estudiante. Todo un sueño para cualquiera. De más mayores, ya empezamos a implantar en nuestros ideales esas típicas profesiones: médico, periodista, abogado, informático, p

Víctimas de la moda

¿Qué me compro? ¿Qué me pongo? ¿Me queda bien? ¿Te gusta? ¿Esto combina? ¡yo así no salgo! Somos víctimas de la moda, necesitamos consumir para sentirnos bien. Eso es lo que nos han hecho creer los publicistas con sus persuasivos anuncios. El objetivo último de todo es llenar los bolsillos de gordos y sebosos empresarios. Estamos sentenciados, ya nos encontramos dentro del círculo del capitalismo y como ramificaciones de un gran tornado vamos arrastrando todo lo que vemos a nuestro paso en las tiendas. Los publicistas lo único que hacen es jugar con nuestras inseguridades, nuestros deseos de poseer, de ser deseados, de poseer poder y conseguir el control. Un control que no existe, un poder que es efímero. Pero no lo olvidemos, somos nosotros mismos los que nos dejamos engañar y los responsables de nuestras perdidas económicas y despilfarros. Queremos compensar nuestras inseguridades con fantásticos coches capaces de atraer a cualquier rubia despampanante . Si vamos vestidos a la última