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Mostrando entradas de 2009

Juan sin miedo

© Iris Agócs De pequeña no tenía miedo a nada. Para mi era imposible que algo malo o terrible ocurriera. Claro, más allá de que me preguntaran en clase y no tuviera ni idea de la lección. Pero con mis tres hermanos y mis padres de guardaespaldas, nada malo me podía ocurrir, ni a mi, ni a los demás de mi alrededor. En mi casa la gente se preocupaba cuando alguien estaba enfermo, y yo no lo entendía. No iba a pasar nada que fuera malo ¿por qué se ponían tan serios? ¿por qué guardaban silencios largos? a mi me parecían situaciones raras y más bien me daba por reír. Creo que alguna vez alguien dijo que no me enteraba de nada. Y ahora pienso que tenían razón. En ese tiempo a mi padre le dieron dos infartos y mis predicciones se cumplieron, no pasó nada malo. Con el tiempo te das cuenta que no siempre es así, que no tiene que ocurrir lo peor, pero las cosas dejan de ser como eran. Ahora tiene medio corazón dañado. Y como esto mil cosas más. La inocencia se pierde, y la frustra

No me digas tal vez, quizá, puede que, mañana...

Podemos precedir que algo irá mal, y entonces, estamos avocando la situación al desastre seguro, porque proyectamos de forma negativa, y por lo tanto, el esfuerzo es menor y las conductas se vuelven rocambolescas y enrevesadas. Pero quizá, en todo ese entramado haya una parte de nosotros que quiere que no vaya bien. Una especie de sexto sentido que nos dice, que lo mejor es que la situación empeore. Porque inconscientemente, sabes que algo no funciona. Por lo tanto, llegados aquí se puede decir que todo final, es un b uen final. Y es que, a veces, es necesario que las cosas vayan mal, para poder rehacerlas. ¿Por eso será que pisar mierda trae buena suerte? No lo sé, lo que si tengo claro, es que todo final nos trae un principio de algo nuevo. Y aquí algo se ha roto...

No tiene fondo

Estamos de camino a una gran caída, un gran porrazo, quizá vayamos hacia el final de nada sin darnos cuenta. O mejor, quizá avancemos hacia algo consistente pero flexible a la vez, un gran colchón. Vamos muy despacio, avanzamos muy lentamente. Pero no se sabe hacia qué, bueno en verdad, prefiero no saberlo. Tampoco nadie sabe que pasará mañana. Pero no puedo dejar de preguntármelo, de darle vueltas. Me faltan cosas. Creo que me faltan llamadas, me faltan e-mails, me faltan mensajes, me faltan besos, me faltan abrazos. Creo q falta iniciativa. Lo malo es que me faltan esas mismas cosas que yo no hago, que yo no doy. Y hay una frase que dice que “el que quiere recibir tiene que empezar dando”. Ese es el gran problema, que cuesta dar. Prefiero mantenerme en mi coraza, de fuerza, de indiferencia, de no hay dolor, de no hay sentimientos, de no hay interés, de me da igual, de así no sufro, de tú por aquí yo por allí. Sin embargo, esta coraza creo que lo único que hace es distanciarme más de

Una reflexión

Pisamos un mundo de normas. Somos diferentes unos a otros, sí, pero dentro de unas pautas que nos han impuesto desde la iglesia, desde casa, desde el colegio, desde la televisión, desde las empresas… Los padres quieren proteger a sus hijos de todos los males y peligros, por lo que, los defienden y los mantienen en casa hasta edades avanzadas, y actúan por ellos con un “pobrecito está estresado”. Así es imposible crear un cajón lleno de soluciones independientes que sirvan para la vida cotidiana. Luego vamos a la escuela, allí hay que pedir permiso para todo. Pide permiso para ir al lavabo, siéntate en esa silla, no escribas en los márgenes, entrega un trabajo sobre este tema, escribe con letra Arial, a tamaño 12 y a doble espacio. ¡No te bases nunca en tu propio juicio! Al final, el alumno tiene miedo a pensar por sí mismo. Dónde están esas asignaturas donde se fomenta la creatividad, la reflexión, la expresión de emociones y la resolución de problemas. Algo tan important

Una bonita luz

Una sensación nueva. Un desequilibrio. Creo que ya no podré decir “a mi no me ha pasado”. Esa frase que últimamente tanto he repetido. Esa fuerza, esa sensación que tanto he anhelado y que quizá por eso haya ocurrido, aunque sea por unos instantes y aunque ahora pueda creer que sea mentira. A veces tengo ganas de huir, dar la espalda, tomar el camino fácil, salir de esto. Esto que después de tanto anhelarlo me asusta. Pero ahora es cuando quiero que mi otro yo salga, que salga del bote y que construya. Que se olvide todo, que no calcule, que no observe más y que vuele más que nunca. Porque los miedos nos estancan y nos convierte en personas que no somos y no al revés. No podemos huir de nosotros mismos, de nuestro nombre aunque no nos guste. No tendríamos que dejar de decir lo que sentimos en cada momento, porque siempre se entiende todo mucho mejor desde la emoción, desde el sentimiento. Aunque nuestra mente y nuestras palabras se empeñen en disfrazarlos, a veces con excusas. Fue una

Eih, Paco, ponme lo de siempre

Un fin de semana arriba, muy, muy, muy arriba ha sido suficiente. Ya no lo soportaba más. El desgaste ha sido excesivo, estoy rota, cansada. Lo peor de todo es que ha sido inevitable. Mi Olga maníaca ha construido una ciudad entera sin mi permiso. Yo la miraba perpleja, mientras la iba guiando y dando pasos para construirla, pero no me hacía caso, como si yo no estuviera, como si no me escuchara. Creo que está sorda. Yo la veía como alzaba torres presuntuosas y admirables con adornos brillantes y lustrosos. Creo que hasta se me calló una lágrima al observar aquel paisaje. Lo que tenía que pasar pasó. Esa ciudad construida en un día y con mínimos recursos se ha destruido de la misma forma que se creó. Era previsible. Mantenerla iba a ser demasiado costoso y complicado, la cantidad de canteras necesarias debe ser inimaginable. Así que, por ahora allí, no se puede vivir. Tranquilos, no os preocupéis, estáis a salvo, he mentido a Olga maníaca en un bote y de aquí ya no sale.

Querida Paula

--> Sin duda, nos están vigilando. Debemos tener pinchados los teléfonos y posiblemente nos sigan con la intención de averiguar cuales son nuestros contactos. Aún así, no sabemos a que grupo pertenecen, pero están ahí. Toda mi familia lo creemos y vamos con cuidado. Hay que ser prudentes. Todo esto por la gran cantidad de mensajes cifrados que se envían desde mi casa a diferentes partes de España. Sobretodo van dirigidas a Barcelona, Granada y Mallorca. Aún así, muchas de ellas se generan aquí mismo y no salen de la puerta. Por eso, sospechamos de la instalación de cámaras de video por las habitaciones. Ayer, dos señores con barba y carpetas en mano estaban por la escalera hablando con los vecinos. Paula, sé que eran ellos. La verdad es que no me extraña. Los pedidos están aumentando y nos estamos moviendo con una cantidad enorme de códigos secretos. De alguna forma, quieren ir a por nosotros. Estamos llamando mucho la atención. Le di un aviso a mi madre. C

El hilador

Quisiera explicar tantas cosas que las ideas se me entremezclan y no consigo sacar nada, no logro desliarlas. No voy a mentir, quisiera hablar del amor, de la soledad, del dolor, de la imaginación, de la cultura, del cine, de las mentiras, de las ilusiones, del sexo, de las proyecciones, de los caminos, de la seguridad en uno mismo, de la amistad, de la confianza, del respeto, del deseo, de la frustración, de la imperfección… de tantas cosas, que supongo que hasta que yo no logre desliarlas no las podré explicar. El problema no es hablar de esto, lo difícil aquí es hablar con la verdad absoluta en la mano. Eso es lo que yo me exijo, por eso no puedo hablar de todo esto aún, porque todavía no sé nada. No tengo nada claro. Sigo desenmarañando ese ovillo de hilos de colores negros, amarillos, verdes, grises, blancos, lilas, rojos, naranjas, azules… y mil tonalidades más, pero no encuentro ni el principio ni el fin. Y en muchas partes encuentro nudos enormes, que me parecen imposibles de d

Después despertó

Alex abandona su casa, su mujer, sus hijos y no quiere saber nada del dinero. Suelta a las palomas que tiene en su laboratorio. Con miedo, salen volando de su jaula, otras heridas por los experimentos, decide abandonarlas a su suerte. Se va con una pequeña maleta y con lo puesto a otro lugar, que aún no sabe. Toda su familia murió hace tiempo. Al nacer su madre, veinte años después su padre y hará un año su hermano. Ahora no tiene nada, pero nada es todo. Para fortalecerse primero debe hundirse en la nada absoluta y aprender a enfrentarse a su soledad total. Alex ha decidido, ha elegido dejar de vivir para los demás. La bondad y el deber son los barrotes de su prisión. Debe aprender a conocer su propia maldad. Las primeras paradas de su viaje las dedica a destruir sus enormes castillos de arena que durante tanto tiempo le han dado cobijo, le han dado protección, le han dado ilusiones pero le han estancado en su vida real. Es más dulce, más bonito, más fácil con

Mil caras

Es la primera vez que me regalan una cosa así. La verdad es que me sorprendió abrir el paquete y encontrarme con lo que yo hallé allí dentro. El regalo estaba envuelto con un papel dorado decorado con campanas navideñas, y cerrado con una bonita cinta roja. Allí encontré la amistad. Pues sí, una gran sorpresa. Estaba bien envuelta y bien cerrada y era para mí. Nunca antes pensé que aquel paquete pudiera contener tanto dentro y menos que fuera a hacerme tanta ilusión. Sin duda, hay momentos en que la amistad se valora aún más que en otros. Por lo menos, eso quise pensar que la amistad estaba envuelta en ese paquete dorado con su bonita cinta roja. Pero todo eran suposiciones mías. Pensándolo bien la amistad no se regala, se demuestra día a día. Y a veces es un arma de doble filo. Te puede hacer llorar y te puede hacer reír. Miriam ansía ser libre, pero se engaña a sí misma. Toma decisiones pero no es ella quien elige, sino que actúa movida por los demás. En realidad quiere volver a huir

Año nuevo… ¿vida nueva?

Buen año Srs. y Sras. Espero que se hayan propuesto objetivos, metas y cambios importantes para este año venidero, bueno el ya presente 2009. Por que ya se sabe “año nuevo, vida nueva” ¿no? Siento meterles prisa, pero si todavía no lo han hecho, aún están a tiempo para proponérselos… dejar de fumar, ahorrar más, expresar más sus emociones con los seres queridos, estudiar más… Yo NO me he propuesto objetivos. Al pensarlo me ha entrado un escalofrío, por unos momentos, mi mente pensaba que había perdido la línea por donde dirigir mi vida. ¡¡¿Cómo avanzar sin objetivos, sin metas?!! Eso es como avanzar a ciegas, dando tumbos, sin saber bien dónde poner los pie. Pero me he dado cuenta que, a veces, no hace falta proponerse unos objetivos. Y menos, tener que proponérselos porque empiece un nuevo año. Pues bien, he descubierto que esa capacidad ya la he automatizado. En cada paso que doy aprendo algo y dibujo esbozos del camino para poder avanzar con otro paso. Y si no lo dibujo es porque a