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Víctimas de la moda

¿Qué me compro? ¿Qué me pongo? ¿Me queda bien? ¿Te gusta? ¿Esto combina? ¡yo así no salgo!

Somos víctimas de la moda, necesitamos consumir para sentirnos bien. Eso es lo que nos han hecho creer los publicistas con sus persuasivos anuncios. El objetivo último de todo es llenar los bolsillos de gordos y sebosos empresarios. Estamos sentenciados, ya nos encontramos dentro del círculo del capitalismo y como ramificaciones de un gran tornado vamos arrastrando todo lo que vemos a nuestro paso en las tiendas.

Los publicistas lo único que hacen es jugar con nuestras inseguridades, nuestros deseos de poseer, de ser deseados, de poseer poder y conseguir el control. Un control que no existe, un poder que es efímero. Pero no lo olvidemos, somos nosotros mismos los que nos dejamos engañar y los responsables de nuestras perdidas económicas y despilfarros.

Queremos compensar nuestras inseguridades con fantásticos coches capaces de atraer a cualquier rubia despampanante. Si vamos vestidos a la última parece que nos sentimos mejor. Cuando realmente seguimos siendo los mismos solo que bajo un traje diferente, un disfraz que en ese momento nos hace sentirnos bien. Una máscara, una personalidad, un ideal, un me gusta, un así soy yo.

Es un juego. Unos juegan engañados, otros a conciencia y hay otros que no juegan, o bien, juegan a otras cosas.

Pero somos lo que somos, deberíamos buscar la seguridad disfrutando de nuestros defectos y virtudes, sea cual fuere el disfraz que llevemos puesto ese día.

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