Me desperté a media mañana. Tenía un horrible dolor de cabeza y escuchaba un zumbido constante. Seguí en la cama. Algo no andaba bien.
Me sentía algo desorientada, quizá como ahora. Perdida en un laberinto interminable en el que hay miles de caminos a escoger. Con el Sol dándome de cara y con la desesperación de saber si el camino escogido me conduciría a alguna parte. Muy dentro de mi nacía la ilusión de encontrar aquel camino en el cual todo se vislumbra enseguida, donde las dudas, la inseguridad, la tristeza y la nostalgia fueran simples palabras sin sentido.
Opté por levantarme y dar por terminado mi estado de letargo. Pero el dolor de mi cabeza y los zumbidos no tardaron en recordarme que no estaba para dar muchos paseos. La pesadez y el frío invadió mi cuerpo. Fui directa al lavabo y al salir volví a acostarme, esta vez en el sofá.
Al cerrar los ojos volví a sumergirme en el laberinto. Abrí los ojos. Estaba cansada, sí, pero no me apetecía volver allí. Derrepente un sonido grave retumbó dentro de mi, alguien llamaba a la puerta -¿quién coño será a estas horas?- Fui a abrir de mala gana. Por la mirilla de la puerta apareció un hombre con una gorra verde y un chaleco de colores vivos. Pensé un momento, no sabía si abrirle. Pero siempre tengo el absurdo pensamiento que si me asomo por la mirilla ya saben que hay alguien. La puerta de mi casa da a una gran ventana y mi cuerpo hace sombra en el cristal de la mirilla.
Decidí abrir la puerta, un chico joven me entregó un paquete. Me quedé sorprendida. Era una caja más bien grande con tiras de celo por todas partes. Firmé en su cuaderno y entré en casa bastante contenta. !Vaya sorpresa! ¿Quién me enviará esta caja? No vi remitente, así que me dediqué a abrir la caja lo más rápido que pude, a la vez que me di cuenta que un líquido algo espeso goteaba de ella.
Al abrirla me quedé sin palabras... mi cabeza dentro de una caja.
Me sentía algo desorientada, quizá como ahora. Perdida en un laberinto interminable en el que hay miles de caminos a escoger. Con el Sol dándome de cara y con la desesperación de saber si el camino escogido me conduciría a alguna parte. Muy dentro de mi nacía la ilusión de encontrar aquel camino en el cual todo se vislumbra enseguida, donde las dudas, la inseguridad, la tristeza y la nostalgia fueran simples palabras sin sentido.
Opté por levantarme y dar por terminado mi estado de letargo. Pero el dolor de mi cabeza y los zumbidos no tardaron en recordarme que no estaba para dar muchos paseos. La pesadez y el frío invadió mi cuerpo. Fui directa al lavabo y al salir volví a acostarme, esta vez en el sofá.
Al cerrar los ojos volví a sumergirme en el laberinto. Abrí los ojos. Estaba cansada, sí, pero no me apetecía volver allí. Derrepente un sonido grave retumbó dentro de mi, alguien llamaba a la puerta -¿quién coño será a estas horas?- Fui a abrir de mala gana. Por la mirilla de la puerta apareció un hombre con una gorra verde y un chaleco de colores vivos. Pensé un momento, no sabía si abrirle. Pero siempre tengo el absurdo pensamiento que si me asomo por la mirilla ya saben que hay alguien. La puerta de mi casa da a una gran ventana y mi cuerpo hace sombra en el cristal de la mirilla.
Decidí abrir la puerta, un chico joven me entregó un paquete. Me quedé sorprendida. Era una caja más bien grande con tiras de celo por todas partes. Firmé en su cuaderno y entré en casa bastante contenta. !Vaya sorpresa! ¿Quién me enviará esta caja? No vi remitente, así que me dediqué a abrir la caja lo más rápido que pude, a la vez que me di cuenta que un líquido algo espeso goteaba de ella.
Al abrirla me quedé sin palabras... mi cabeza dentro de una caja.
tus posts son una rayada xDDDD
ResponderEliminarEl gratagge es como una cartulina negra, que se puede "rascar" con algun punzante, y hacer un dibujo. (recuerdas lo q hicimos un año en nose q curso en el lope con un espejo pintado de negro x detras, y habia q hacer un dibujo con un punzon? pues eso xo con una especie de cartulina XD)
nos vemos el sabadooo ^o^
te añado a favoritos!
Que sensación tan horrible! Yo por eso nunca abro la puerta. Ni tampoco cojo el teléfono... imagínate que es mi cabeza que me llama para que la vaya a recoger...
ResponderEliminar:S