Ayer, al salir del bar, volví a notar el aire como resbalaba por mi cara y silbaba en mis oídos. Hacía tiempo que no lo sentía. Es entonces cuando escuchas esa melodía, esa canción que todos tarareamos cuando creemos que hemos avanzado un paso, cuando creemos que algo hemos hecho bien, cuando alguien nos ha necesitado y hemos estado ahí para ayudarle o simplemente para escucharle. Yo, sin embargo, odio depender de los demás, odio que me ayuden a hacer las cosas, odio que me corrijan o me digan lo que tengo que hacer. Ese miedo sigue acechándome, es el fantasma que yo misma me he creado. Es un fantasma ciego, y es que quizá, es imposible estar solo. Solo en el mundo, sin ayuda. Por eso, somos una sociedad porque nos necesitamos unos a otros. Somos seres imperfectos.
No puedo controlarme, a veces lo necesito. Sí, necesito que me escuchen, que me corrijan, que me motiven, que me saquen una sonrisa y me ayuden. Pero sin anularme. Ese es el miedo, ese es mi miedo. Desaparecer. Hacer lo que los demás quieren, perder la crítica, no ser nada, dejar que el miedo me venza, dejar de hacer lo que yo quiero solo y únicamente por miedo.
Recuerdo a la chica tímida que me miraba de reojo entre un mar lacio de pelo rubio. Recuerdo mis agonías existencialistas, apoyadas sobre los codos de la adolescencia, que estaba seguro de que entenderías.
ResponderEliminarNunca lo supe, por que no me atreví a decirte nada pero me gustabas y hace tanto de eso que ya no me da ni vergüenza.
En honor a aquello y a tu post:
http://www.youtube.com/watch?v=Oa0bN_0I4Sc
El vídeo es horrible,la canción no.
Saludos.