¿Por qué lo sabes? Por nada. Pero lo sé.
Es como si el aire de alrededor cambiara de aroma. Ni mejor ni peor, simplemente diferente. Sin darte cuenta te vas adentrando en él, como si de una gran mancha de humo se tratara, y acaba envolviéndote. Inevitablemente esa sustancia que ha cambiado el aire, ahora está dentro de ti. Recorre tu cuerpo lentamente, de punta a punta. Ahora la percibes con más intensidad. Es entonces cuando estás completamente seguro.
Son esa suma de pequeñas cosas, y a veces, no tan pequeñas. Que quieres o no quieres ver, pero que al final, acaban invadiendo tu aire. Son las que llevan a darte cuenta que todo ha acabado. Que ya nada será como ayer. Que tus labios ya no volverán a besarme de esa forma tan dulce y con tanta fuerza como lo hacían antes. No volveré a tener tus caricias. Tus miradas. Ya no me escucharás atentamente mientras yo veía tu cara sonreír. Ya no podré marcar tu número cuando tenga algo importante que contar. Ya no podré estamparte el cojín porque simplemente no estarás en mi sofá, no estarás en mi cama. No podré refugiarme en ti ni un día más.
Pero da igual. Cuando te vea haré como si fueras un conocido y ya está. Como si nada de esto me hubiera importado. Como si fueras un chico de esos que te lías en la discoteca y ya no vuelves a ver nunca más. Porque eso es lo que has sido, ¿no? Intentaré hacer como si nada importante hubiera pasado.
Y todo esto es porque te sigo odiando, como siempre te he odiado, tan dulcemente, como quería que me besaras.
La vida es un ciclo, que hoy ha vuelto a empezar.
La vida ... como la historia, es cíclica, pero no quiere decir que se repita siempre igual, aunque con algunos parámetros parecidos.
ResponderEliminarNo se, un poco triste la entrada, pero es algo por lo que creo todos debemos de pasar, una o varias veces, para aprender esto que le llaman "vivir".
Pues bienvenido el nuevo ciclo. Empezar de nuevo siempre es bonito... a pesar de la tristeza.
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